viernes, 29 de noviembre de 2013


(Escuela Libre Micael)


En España existen unas 200 escuelas libres. Una de ellas es la Micael de Madrid, la primera de estas características que se instaló en España. Aplican la pedagogía Waldorf, cuya orientación es que los niños hasta los 7 años aprendan exclusivamente a través del juego libre.

El aprendizaje de la lectura y la escritura se retrasa más allá de esta edad. En este colegio no hay libros. Los alumnos elaboran su propio material. Tampoco ordenadores y no hacen exámenes. Además el arte forma parte del currículum. Asignaturas artísticas y trabajos manuales ocupan la mayor parte del día.

La asignaturas más difíciles, por la mañana.
Las materias obligatorias como matemáticas o historia se imparten intensivamente durante unos dos meses y a primera hora. Dicen que es cuando los alumnos están más receptivos. La escuela está homologada y es 100% privada, cuesta unos 400€ al mes de media, aunque es más cara en infantil y bachillerato.

"Matemáticas o historia se imparten a primera hora, cuando los alumnos están más receptivos"

El suyo es un modelo educativo polémico ya que en España no está prohibido... pero tampoco regulado. Esta razón provoca denuncias y otros problemas legales a muchas familias. Además, los niños quedan fuera del sistema educativo ya que no pueden acreditar su nivel de estudio, y para graduarse deben examinarse por libre a los 18 años. Ahora, las familias que optan por este sistema piden que se regule su opción.

Unos sistemas de aprendizaje distintos.
Algo se mueve también en la escuela pública tradicional, donde cada vez más maestros optan por sistemas de aprendizaje creativos e innovadores al margen de la tiza y la pizarra. Hemos seguido el caso de la escuela pública de Sigüeiro en Galicia.

"Alumnos y alumnas, 'mastercheffs' en miniatura: eligen los platos, van al mercado, compran, cocinan.."

Hace 4 años las profesoras de la clase de infantil revolucionaron el centro convirtiendo el aula en la cocina de un restaurante. Los alumnos y alumnas, transformados en 'mastercheffs' en miniatura, eligen los platos, van al mercado, compran, cocinan, y aprenden todo tipo de aspectos referentes a la cocina. Cumplen así los objetivos del curso con nuevos alicientes.

jueves, 28 de noviembre de 2013

EURITMIA VIERNES 29 DE NOVIEMBRE.


Mañana viernes 29 de noviembre, contaremos con la presencia de Leonor Montes, que impartirá un taller de euritmia para adultos en nuestro jardín de infancia (Cno. Viejo de Simancas, 28) de 13:00 a 14:00 horas.

Es una oportunidad para conocer el trabajo de la euritmia sobre uno mismo, es decir, desde la experiencia del hacer.


Podéis inscribiros en el 983 47 15 54 o en amigospwaldorf@yahoo.es

martes, 26 de noviembre de 2013


OS DAMOS ESTA IDEA, 
POR SI LAS QUERÉIS HACER ESTE DÍA OTOÑAL.


Se puede hacer con papel o con fieltro.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

 SIGAMOS BRILLANDO

Aunque ya hicimos nuestro camino con los farolitos encendidos, no nos olvidemos de seguir encendiéndolos cada día, para que desde cada uno de nosotros, siga brillando y alumbrando el camino.






martes, 19 de noviembre de 2013


LA PALABRA CONVENCE, PERO EL EJEMPLO ARRASTRA.


Por eso en las escuelas waldorf ofrecemos en el primer septenio modelos dignos de imitación, y cosemos, cocinamos, cuidamos el jardín, lijamos, hacemos telares, cantamos... y todo ello el niño lo relaciona con su mundo inmediato, y se vincula a él desde su voluntad, porque quiere implicarse imitando.

viernes, 15 de noviembre de 2013

miércoles, 13 de noviembre de 2013

LUZ EN LA OSCURIDAD


Aunque a veces todo parece oscuro y espeso en el ritmo cotidiano, mirando  con atención al cielo nos regala  inmensidad de luz y color... Y el observador paciente, con coraje y alegría podrá crear y recrear  a través de si.... Mirad si no estas hermosas lanas, teñidas con colores que vienen del cielo y la naturaleza, y que unas artistas mujeres han hecho. Pintemos la vida de color, pongamos luz al camino.




martes, 12 de noviembre de 2013

FIRMA AVAAZ.ORG

Desde "El Puente Azul (Jardín de Infancia y Escuela de Primaria Waldorf)" apoyamos de forma indiscutible esta propuesta de la UNESCO de apoyar la creatividad, y la creación artística dentro del currículo de cada escuela.



Ha sido ampliamente reconocido que la creatividad es el ingrediente vital que necesita ser cultivada si somos todos para sobrevivir y prosperar en este siglo 21. "La creatividad es ahora tan importante en la educación como la alfabetización, y debemos tratarla con el mismo estatus" dice señaló pedagogo, Ken Robinson. Una de las mejores maneras de nutrir la creatividad es a través de la educación artística, algo que debería estar disponible para todos los niños.La creatividad es una necesidad urgente de promover el desarrollo económico, social y cultural y para generar soluciones a los numerosos desafíos que enfrenta el mundo hoy en día. UNESCO se ha ocupado de analizar y clasificar las áreas de su trabajo por prioridad, con aquellas zonas que reciben la calificación más baja está marcada para la eliminación. El programa de Creatividad, en el que la educación artística caídas, se ubicó en la parte inferior de 48 áreas prioritarias de la UNESCO y se encuentra en riesgo de eliminación.Si esto sucede, el trabajo invaluable de la UNESCO en este ámbito, incluida la Hoja de Ruta para la Educación Artística, las Conferencias Mundiales de Educación Artística, la semana internacional de la educación artística, y todos los otros proyectos relacionados con la educación y la creatividad en el sentido más amplio de artes, se ser terminado y ya no recibirán apoyo. Otra consecuencia será la de dar a nuestros gobiernos una excusa para de-priorizar la educación artística y de negar tanto la promoción y el acceso a las artes para niños y jóvenes. Sin embargo, esta situación no es desesperada, si se toman medidas. Cuando los Estados miembros se reúnen en la Conferencia General de noviembre de la UNESCO, que serán los encargados de adoptar decisiones definitivas. Si podemos convencer a nuestros delegaciones nacionales que la creatividad debe conceder una graduación más alta, podemos evitar que sea eliminado. Instamos a que firme esta petición solicitando, en los términos más enérgicos, que la UNESCO mantiene Creatividad y Educación Artística como una prioridad fundamental dentro su trabajo. También le pedimos que se comunique con las Comisiones Nacionales de la UNESCO en sus respectivos países para expresar su preocupación urgente sobre el futuro de la creatividad como una prioridad dentro de la programación UNESCO, para buscar su consejo y pedirles que cooperen. Una lista de las Comisiones Nacionales , incluyendo los nombres e información de contacto de Presidentes / Sillas actuales y secretarios generales se pueden encontrar en el siguiente sitio: http://www.unesco.org/nac/index.php?lc=E&module=national_commissions&showall=1


"LA EDUCACIÓN ES EL ARMA MÁS PODEROSA 
QUE PUEDES USAR PARA CAMBIAR EL MUNDO"


- Nelson Mandela-


lunes, 11 de noviembre de 2013

VIVIENDO EL OTOÑO





Y si quieres hacer con nosotros un farolito, te esperamos mañana de 17:30 a 19:00 en nuestro taller de cestería en el jardín de infancia "El Puente Azul" en Cno. Viejo de Simancas, 28. y así juntos podremos iluminar la oscuridad de estos meses.




miércoles, 6 de noviembre de 2013

EMPLEADOS DE GOOGLE Y APPLE PREFIEREN ESCUELAS SIN COMPUTADORA PARA SUS HIJOS  -Matt Richtel-


Enseñar es una experiencia humana, la tecnología es una distracción cuando lo que necesitamos es alfabetización, conocimientos de cálculo numérico y pensamiento crítico.

El Director técnico de Ebay, en Los Altos, california, envía a sus hijos a un colegio local de nueve salas de clases. Lo mismo hacen empleados de gigantes de Silicon Valley como Google, Apple, Yahoo y Hewlett-Packard.

Sin embargo, las principales herramientas de enseñanza del colegio son todo menos alta tecnología: lápices y papel, agujas de coser y, ocasionalmente, barro. Ni un computador a la vista. Absolutamente ninguna pantalla. No se permiten en el aula, y el colegio observa con gesto torcido su uso en casa.

Los colegios de todo el país se han dado prisa en dotar a sus aulas de ordenadores, y muchos altos cargos de educación opinan que no hacerlo sería una estupidez. Pero en el epicentro de la economía tecnológica, lo que encontramos es el punto de vista contrario: ordenadores y escuela no casan.
Estamos en el Colegio Waldorf de Península, uno de los 160 colegios Waldorf del país que suscriben una filosofía de enseñanza centrada en la actividad física y el aprendizaje a través de actividades creativas y prácticas. Los que apoyan este enfoque dicen que los ordenadores inhiben el pensamiento creativo, el movimiento, la interacción humana y que distraen.

El método Waldorf nació hace casi un siglo, pero su huella aquí entre la élite de las comunidades virtuales y la industria informática, hace evidente el intenso debate sobre el rol de los computadores en educación.

No a la tecnología a temprana edad

“Me opongo categóricamente la idea de que se necesitan ayudas tecnológicas en la enseñanza media”, dice Alan Eagle, de 50 años, cuya hija Andie es uno de los 196 niños en la Escuela Infantil Waldorf y cuyo hijo William, de 13 años, es alumno del colegio de enseñanza media que está cerca. “La idea de que una aplicación en un iPad puede enseñar mejor a mis hijos a leer o hacer cálculos aritméticos es ridícula”.

El señor Eagle sabe algo de tecnología. Es Ingeniero Informático por la Universidad de Dartmouth y trabaja en comunicaciones ejecutivas en Google, donde ha escrito discursos para el presidente, Eric E. Schmidt. Él usa un iPad y un smartphone. Pero dice que su hija, en quinto básico, “no sabe usar Google”, y su hijo está empezando a aprender. (A partir de octavo básico, el colegio permite un uso limitado de dispositivos electrónicos).

Tres cuartos de los estudiantes aquí tienen padres con fuerte conexión con la alta tecnología. El señor Eagle, como otros padres, no ve contradicción. La tecnología, dice, tiene su momento y lugar: “si yo trabajara en Miramax e hiciera películas eróticas, por muy buenas que fueran, no querría que mis hijos las vieran hasta que tuvieran 17 años”.

Mientras que otros colegios de la región presumen de sus aulas computarizadas, el colegio Waldorf abraza una metodología simple, casi retro: pizarras con tizas de colores, estanterías con enciclopedias, pupitres de madera llenos de cuadernos de trabajo, y lápices del número 2.

Un martes no hace mucho, Andie Eagle y sus compañeros de quinto básico refrescaban sus habilidades tejedoras, zigzagueando agujas de coser sobre madejas de lana, haciendo muestras. Según el colegio, esta actividad ayuda a desarrollar habilidades de resolución de problemas, identificación de patrones, matemáticas y coordinación. Su objetivo a largo plazo: hacer calcetines.

Al final del pasillo, un profesor taladraba a sus alumnos de tercero con clases de multiplicación y les pedía que imaginasen que sus cuerpos eran relámpagos. Les preguntaba un problema matemático –cuatro veces cinco- y, al unísono, gritaron “20″ y chasquearon los dedos sobre los números en la pizarra. Una sala de calculadoras humanas.

En segundo, los estudiantes en pie formaban un círculo y aprendían idiomas mediante la repetición de versos que recitaba el profesor, mientras se pasaban bolsas de guisantes cual pelota de beisbol. Es un ejercicio que intenta sincronizar cuerpo y mente. En ésta, como en otras clases, el día puede empezar recitando o leyendo un verso sobre Dios que no hace mención a ninguna divinidad concreta.
La profesora de Andie, Cathy Waheed, que fue ingeniera informática, intenta hacer que el aprendizaje sea al mismo tiempo irresistible y muy tangible. El año pasado les enseñó fracciones haciendo que los niños partieran comida –manzanas, quesadillas y pasteles- en cuartos, mitades y dieciseisavos.
“Las siguientes tres semanas nos comimos nuestras fracciones”, dice. “Cuando tuve suficientes piezas fraccionarias del pastel, ya tenía su atención”.

Computadores sin justificación

Algunos expertos en educación señalan que las presiones para equipar las aulas con computadores son injustificadas, porque los estudios no muestran mejores resultados en los exámenes ni ninguna otra ganancia mesurable.

¿Es mejor aprender con fracciones de pastel y cosiendo? El Waldorf dice que es difícil de comparar, en parte porque ellos, como colegio privado, no hacen los exámenes estándar en niveles infantiles. El Waldorf reconoce que sus estudiantes de primeros grados no lo harían bien en esos exámenes porque, dicen, no les taladran con el currículo estándar de matemáticas y lectura.

Cuando se les pregunta por evidencia sobre la efectividad de su metodología, la Asociación de Colegios Waldorf de Norteamérica apunta al estudio de un grupo filial que muestra que un 94% de los estudiantes que se graduaron de los colegios Waldorf en Estados Unidos entre 1994 y 2004 ingresaron a la universidad, y muchos de ellos fueron admitidos en instituciones de prestigio como Berkeley.
Obviamente los números no sorprenden: estos estudiantes proceden de familias que valoran la educación lo suficiente como para elegir selectos colegios privados, y normalmente tienen los medios para pagarlos. Es difícil separar los efectos de los métodos instructivos de baja tecnología de otros factores. Por ejemplo, los padres del Colegio de Los Altos dicen que éste atrae a grandes profesores que pasan por una intensa fase de aprendizaje usando la metodología de los Waldorf, y que esto crea un fuerte sentimiento de “misión” del que carecen otros colegios.

A falta de evidencia clara, el debate se reduce a la subjetividad, a la elección de los padres, y a las diferencias de opinión acerca de una palabra: compromiso. Los que abogan por equipar los colegios con tecnología dicen que los computadores mantienen la atención de los estudiantes y que, de hecho, los jóvenes que se han destetado con dispositivos electrónicos no se manejan sin ellos.
Ann Flynn, Directora de Tecnologías Educativas de la Asociación Nacional de Consejos Escolares, que representa a los consejos escolares de todo el país, dice que los computadores son esenciales: “si los colegios tienen acceso a las herramientas y se las pueden permitir, pero no las usan, están engañando a nuestros niños”.

Paul Thomas, anteriormente maestro y ahora profesor asociado de educación en la Universidad Furman, la más prestigiosa de Carolina del Sur, y que ha escrito 12 libros sobre métodos educativos en la escuela pública, no está de acuerdo: “poca tecnología en el aula favorece el aprendizaje”.
“Enseñar es una experiencia humana”, dice. “La tecnología es una distracción cuando lo que necesitamos es alfabetización, conocimientos de cálculo numérico y pensamiento crítico”

Y los padres de los Waldorf argumentan que el compromiso real se consigue con buenos profesores y programaciones didácticas interesantes.

“El compromiso requiere contacto humano, contacto con el profesor, contacto con los compañeros”, dice Pierre Laurent, de 50 años, que trabaja en un start-up de alta tecnología y anteriormente trabajó en Intel y Microsoft. Tiene tres hijos en colegios Waldorf y quedó tan impresionado con los colegios que su esposa Mónica se incorporó como profesora en 2006.

Donde los defensores de dotar las aulas de tecnología dicen que los niños necesitan pasar más tiempo con el computador para competir en el mundo moderno, los padres del Waldorf contraatacan: ¿qué prisa hay, visto lo fácil que es adquirir esos conocimientos?

“Es superfácil. Es como aprender a usar la pasta de dientes” dice el señor Eagle. “En Google y demás empresas hacemos la tecnología lo más fácil de usar posible, para tontos. No hay razón para que los niños no aprendan cuando sean mayores”.

También hay muchos padres relacionados con la alta tecnología en un colegio Waldorf en San Francisco y al norte de allí, en el Colegio Greenword de Mill Valley, que no tiene una acreditación Waldorf pero sí está inspirado por sus principios.

Hay unos 40 colegios Waldorf en California, una desproporción. Quizá porque el movimiento está echando raíces aquí, dice Lucy Wurtz, quien, junto con su marido Brad ayudó a fundar el Instituto Waldorf de Los Altos en 2007. El señor Wurtz es Director Ejecutivo de Power Assure, que ayuda a los centros de datos computarizados a reducir su consumo energético.

La experiencia de los Waldorf no sale barata: la matrícula anual en los colegios de Silicon Valley cuesta 17.750 dólares desde jardín infantil la hasta octavo básico, y 24.400 dólares en la enseñanza media, aunque la señora Wurtz dice que dan ayuda económica. Ella dice que el padre típico de Waldorf tiene un amplio rango de colegios públicos y privados de élite donde elegir, suele ser progresista y con educación superior, con ideas claras sobre educación. También suelen tener claro que cuando toque que sus hijos aprendan nuevas tecnologías, tendrán los medios y los expertos en casa.

Los estudiantes, mientras tanto, dicen que no echan en falta la tecnología, y que tampoco están perdiendo el tiempo. Andie Eagle y sus compañeros de quinto básico dicen que ven películas de vez en cuando. Una chica, cuyo padre trabaja como ingeniero en Apple, dice que a veces su papá le pide que pruebe los juegos que está depurando. Un chico juega con simuladores de vuelo los fines de semana.
Los estudiantes dicen que se frustran cuando sus padres y parientes se centran tanto en teléfonos y otros dispositivos. Aurad Kamkar, de 11 años, dice que recientemente visitó a unos primos y se encontró con que estaban los cinco sentados, jugando con sus aparatos, y sin hacerse caso unos a otros. Él se puso a mover los brazos delante de ellos: “Les decía: ‘Hola chicos, estoy aquííííí’”.
Finn Heilig, de 10 años, cuyo padre trabaja en Google, dice que le gusta aprender con lápiz y papel más que con un computador, porque así puede ver cómo progresa con el tiempo.

“Puedes mirar atrás y ver lo mala que era tu letra en primero básico. No puedes hacer eso con los computadores porque en todos la letra es siempre igual”, dice Finn. “Además, si aprendes a escribir en papel, puedes escribir aunque te caiga agua o se corte la luz”.
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Traducción del original en inglés: A Silicon Valley School That Doesn’t Compute publicado en el New York Times, octubre de 2011. Este artículo es parte de la serie “Poniendo nota a la Escuela Digital”.

Publicado el 25 Oct, 2013